martes, 3 de septiembre de 2013

3 of September.

"Seguía caminando por aquellas calles oscuras sin un rumbo fijo, era una noche oscura, llena de sombras que hacían imposible distinguir nada fuera de lo común, lo que a veces era insólitamente necesario.
Comencé a escuchar pasos rápidos entre las tinieblas, sintiendo una presencia que se acercaba, fuera lo que fuera. De repente, aparecieron frente a mi dos figuras irreconocibles que se abalanzaron antes de que me diera tiempo a reaccionar, una sobre mi, y la otra sobre un chico que se encontraba a mi lado cuya presencia no había notado hasta ese momento.
Intentaba defenderme, pero era inútil, tenía una mano reducida y con la otra no acertaba ningún golpe lo suficientemente fuerte. Parecía estar en un verdadero peligro.
En un instante, mis ojos comenzaron a fundirse en un tono rojizo, y unos afilados colmillos surgieron de entre mis labios, profiriendo un atemorizador rugido que hizo retroceder a aquella figura que me atacaba.
Aprovechando la situación, me puse en pie y me alejé unos pasos, acercándome hacia donde estaban el chico y la otra figura, que sin duda tenía una gran ventaja. Extendí una mano hacia delante, demasiado cerca, con lo que el atacante me agarró y mi mano quedó en contacto con su cara. Asustada y casi fuera de control, una enorme cantidad de energía fluyó a través de mi cuerpo hasta alcanzar mi mano, saliendo de ella en forma de potentes flamas que impactaron directamente contra la cara de mi atacante. Volví a alejarme y acerqué al chico conmigo, fuera del alcance de las dos figuras, y me dispuse a lanzar otra flama, pero por más que lo intenté ésta no salió de mi mano.
Atemorizada, agarré la mano del chico, me elevé unos centímetros sobre el suelo y me dirigí impulsada por la energía que me quedaba en busca de un lugar seguro, esforzándome por que nuestros perseguidores no nos dieran alcance. Tras atravesar varias calles y doblar una esquina, llegué a un conocido edificio en el que entré rápidamente.
Al pasar volando el vestíbulo, un señor de avanzada edad salió a recibirme, y cuando terminé de explicarle la situación, los dos perseguidores llegaron al vestíbulo. Éste me dijo que ya no tenía de qué preocuparme y me mandó a descansar, mientras pude ver cómo varias personas del lugar atrapaban a los perseguidores y los llevaban a una gran sala de confinamiento con muchos más, lo que no terminaba de tranquilizarme.
Cuando me desperté y me encontraba ya en la puerta dispuesta a marcharme, el señor apareció para recordarme que me olvidaba al chico que traje conmigo, aconsejándome ir a verlo a otra gran sala de curas, ya que parecía haber sufrido bastantes heridas.
Preocupada, me dirigí rápidamente hacia allí, crucé la sala, en la que encontré una pequeña niña de pelo morado muy molesta, que agarré por el brazo y lancé unos pocos metros más allá, justo antes de encontrarme con el chico.
Estaba sentado detrás de una mesa en la que acababan de servirle algo de comida, y al mirarle me vino a la mente una imagen de él mismo horas atrás, bañado en su propia sangre. Increíblemente no llevaba ni una sola venda, y no había ni una gota de sangre.
- ¿Cómo estás?
- Mejor, ¿dónde estoy?
- Éste es un edificio de ayuda para todos nosotros. Debieron confundirte con mi siervo, los siervos ayudan a los nobles y a los seres sobrenaturales, aunque nosotros no necesitamos ayuda, ya que tenemos poderes. Aunque yo... aún no he aprendido a controlar mis flamas.
Me estremecí al decir ésto último. Era un vampiro de las flamas que apenas podía valerse por sí mismo, ya que al no controlar mis poderes, era como si no los tuviera."