miércoles, 14 de diciembre de 2011

14 of December.

“Lenguas de fuego reconcomen mi alma. La estrujan y estiran con desconsideración. Un mar de angustia se abre paso a través de mis entrañas. El gélido aliento de la desolación se cierne sobre mí como una sombra. Y escalofríos recorren mi columna con descargas eléctricas. La melancólica luna no me amparaba esta vez, y las oscuras calles de una fría noche de invierno no serían mi refugio nunca más. Quizás el único camino fuera descender de nuevo, y por última vez, a las ardientes llamas del infierno.”

sábado, 24 de septiembre de 2011

24 of September.

"Los copos de nieve caían sobre las abandonadas calles de la ciudad en un frío día de invierno en el que nadie se aventuraba a recorrerlas. Ella, ataviada con una larga gabardina cuyo color ocre se asemejaba a las últimas hojas de los árboles que recordaban al pasado otoño, aún presente en escondidos recovecos de las calles y avenidas, caminaba sin prisa ni preocupaciones en dirección al centro de la ciudad, poco transitado en estos primeros días de invierno. Los árboles flanqueaban su camino a ambos lados, creando un marco perfecto adornado por los copos de nieve que caían del cielo con un color tan puro como el blanco de su alma. Tras unas cuantas manzanas, el sonido limpio y virtuoso de un violín que se filtraba por los rústicos ventanales de una pequeña cafetería que recordaba más a un olvidado pueblecito de las afueras que a aquella ciudad, la separó de su camino sin rumbo, invitándola a pasar, acompañada del aroma de un café amargo, decorado con notas de nostalgia."


lunes, 11 de julio de 2011

11 of July.

“Caía la noche en aquella ciudad victoriana, cuyas calles presenciaban los últimos paseos vespertinos de importantes aristócratas ataviados con carísimas capas con un tono aterciopelado más sombrío que la propia oscuridad. Con sus orgullosos andares y una arrogante actitud hacia los congéneres que consideraban únicamente una nulidad más entre las indiferentes gentes que poblaban las plazoletas y avenidas más lujosamente ornamentadas de los más conocidos vecindarios de Inglaterra, se dirigían impasibles rodeados de soberbia y altanería a refugiarse en sus grotescas mansiones, al amparo de sus innumerables libros forrados de lujosa felpa y firmados con una delicada pluma de madera de ébano por Lord Byron. En una sociedad como aquella, en la que todos y cada uno de los individuos vivían por y para el libertinaje y la lujuria, no era difícil de imaginar que la inmensa mayoría de ellos habrían vendido su alma al mismísimo Diablo para hacer realidad sus más frívolos e inmorales deseos. Y por eso había ascendido de los más profundos y llameantes infiernos, un anticristo, uno de los demonios más temidos incluso por los mismísimos arcángeles, a una tierra poblada por corrupción e hipocresía. Sin duda, el mejor sitio donde seducir y embaucar una inmensa cantidad de ánimas débiles y egoístas. Esta era la mejor y más astuta oportunidad que había tenido para absorber un ejército de almas errantes, y no iba a dejarla pasar a ningún precio. Como si de una misteriosa representación gótica se tratase, la obra estaba apunto de comenzar.”

domingo, 10 de julio de 2011

10 of July.


“Caía. Caía hacia un vacío sin fondo. Alzaba mi mirada al cielo, pero todo lo que veía era oscuridad. Y su mano. Una delicada y gentil mano que me buscaba entre las sombras. Intenté gritar, pero mi voz se tornaba en un grito ahogado. Y caía. Y sentía que la perdía...

Abrí los ojos y me incorporé sobresaltado. Notaba la respiración acelerada y mi corazón latía desbocado. Me giré con preocupación, y allí estaba ella, todo lo que yo necesitaba. Tranquila, calmada. Con los ojos cerrados y los labios curvados en una sonrisa. Me froté los ojos con nerviosismo. “Sólo ha sido un sueño, sólo ha sido un sueño...” me repetía una y otra vez mientras continuaba temblando sobre un lado de la cama, intentando en vano volver a conciliar el sueño.

De repente, un fuerte viento arrancó las cortinas que cubrían la intimidad de la habitación y abrió la ventana con un golpe seco, precipitándose al interior acompañado de un siniestro silbido. Me asomé al exterior y quedé atrapado por el brillo rojo de una luna hipnotizante que se alzaba en el cielo, nublando mis sentidos y paralizando mi cuerpo.

Unos instantes después, una misteriosa energía agotó mis fuerzas, haciéndome caer de rodillas, envuelto por una densa niebla que se abría paso poco a poco, inundando la estancia con un efecto anestesiante… Lo último que oí fueron sus aterrados chillidos…”

lunes, 4 de julio de 2011

4 of July.

"Las luces de la ciudad se apagaban a la vez que los sueños en su interior. Nada rompía la calma que poco a poco se iba asentando en las calles con la llegada de la noche, y nadie parecía querer interferir en ello. Su alargada y tenue sombra sustituía a su silueta entre aquellas calles inundadas de melancolía y desesperación. Sentimientos rotos que fluían de su corazón y se mezclaban a su alrededor, como un huracán que libera toda su furia contenida bajo el sagrado amparo de la luna y las estrellas. Sin rumbo fijo, su camino se desdibujaba a cada paso entre las laberínticas calles que constituían aquella apartada y olvidada ciudad, donde únicamente las almas errantes, corrompidas o destruidas, se atrevían a hacer su aparición. Con un delicado movimiento, descubrió sus brillantes ojos colmados por un etéreo resplandor purpúreo, revelando en su camino la visión de aquellos fantasmas del pasado que seguían deambulando por las abandonadas calles, bajo el hechizo que aún hipnotizaba su torturada alma."

miércoles, 20 de abril de 2011

20 of April.


“Él da un paso alante. Ella le sigue. La refinada melodía comenzaba a inundar el cielo de la noche, y ellos se dejaban llevar por ella, arrastrados a un irrefrenable frenesí de pasos al compás de las delicadas notas de piano. Sus reflejos les seguían danzando sobre la superficie cristalina del lago, iluminados por la luz de la luna, que les daba un romántico halo de misterio, acompañado de un suave olor emanante de los cerezos en flor que les rodeaban. Pasos entrelazados, sonrisas tímidas, y una gentil mano que se desliza por su mejilla. Ella siente cada una de sus caricias, como plumas acariciando su cuerpo, como si pudiera rozar su alma con la punta de los dedos. Lentamente, inclina su rostro hacia él, con inquietud. Cierran sus brillantes ojos dejando de hacer competencia a las más bellas estrellas al unísono, con nerviosismo. Un escalofrío recorre su columna, sus manos se entrelazan, sus pies se yerguen dejando a un lado todo lo terrenal. Sus cálidos labios se buscan, impacientes, temerosos. Y bajo la única mirada de la luna y las estrellas, se unen en completa armonía, y con el etéreo refulgir de su amor, dos corazones se hacen uno.”


lunes, 31 de enero de 2011

31 of January.

“Apoya su espalda contra la pared, mientras sus debilitadas piernas se esfuerzan por no caer de rodillas sobre el frío suelo del baño. Cristales cubren el suelo. Los restos resquebrajados del espejo roto que se encuentra frente a ella la observan implacables. Los ojos verdes inundados de lágrimas presentan unas ojeras notablemente acusadas por el paso de las noches, noches sin dormir, noches de angustia y desesperación. Se agacha y rodea sus rodillas con sus brazos sin fuerza, esconde la cabeza entre sus piernas e intenta evadirse de todo lo que la rodea. Se incorpora despacio, agarra un pedazo de vidrio roto entre sus manos, le da vueltas pensativa, con la mirada perdida y el rostro apagado. Murmura un nombre entre susurros, y segundos después ve la sangre correr bajo sus pies…”

sábado, 1 de enero de 2011

1 of January.


“Los blancos copos de nieve surcaban con suavidad el cielo, posándose sobre sus sedosos cabellos rubios. Ella no se inmutaba. Permanecía sentada en aquel andén, rodeando sus piernas con los brazos, con la cabeza agachada y la mirada perdida. Sus profundos ojos celestes estaban fijos en las vías, con una expresión carente de calor, inundada de melancolía. El viejo reloj de la estación movía sus manecillas con constancia, indiferente al dolor que producía la realidad marcada por sus agujas. El silencio era únicamente roto por el sonido de los trenes que pasaban intermitentemente al cabo de unos minutos, en esos momentos ella observaba las puertas corredoras de los vagones con mayor atención, buscando entre las diferentes personas que las cruzaban, cada una en una dirección, con un propósito, pero él no estaba. Resignada, sus ojos volvían a apagarse junto a la pequeña llama de esperanza que se encendía en su corazón, permaneciendo segundos, minutos y horas, en esa misma posición, esperando aquello que la hiciera levantarse, sonreír, y vivir. Cayó la noche. La estación estaba parcialmente cubierta por un grueso manto de nieve cuajada, y el viento soplaba con un aliento gélido que perseguía la carne y helaba los huesos. Los últimos trenes terminaban al fin su rutinario recorrido, y el andén quedaba vacío de toda presencia humana, salvo de la suya. Finalmente, alzó la cabeza, miró al cielo mientras una única lágrima recorría su rostro, empapando sus ojos azules de sentimientos perdidos, y con el último copo de nieve cayendo a sus pies, su corazón se heló.”