lunes, 11 de julio de 2011

11 of July.

“Caía la noche en aquella ciudad victoriana, cuyas calles presenciaban los últimos paseos vespertinos de importantes aristócratas ataviados con carísimas capas con un tono aterciopelado más sombrío que la propia oscuridad. Con sus orgullosos andares y una arrogante actitud hacia los congéneres que consideraban únicamente una nulidad más entre las indiferentes gentes que poblaban las plazoletas y avenidas más lujosamente ornamentadas de los más conocidos vecindarios de Inglaterra, se dirigían impasibles rodeados de soberbia y altanería a refugiarse en sus grotescas mansiones, al amparo de sus innumerables libros forrados de lujosa felpa y firmados con una delicada pluma de madera de ébano por Lord Byron. En una sociedad como aquella, en la que todos y cada uno de los individuos vivían por y para el libertinaje y la lujuria, no era difícil de imaginar que la inmensa mayoría de ellos habrían vendido su alma al mismísimo Diablo para hacer realidad sus más frívolos e inmorales deseos. Y por eso había ascendido de los más profundos y llameantes infiernos, un anticristo, uno de los demonios más temidos incluso por los mismísimos arcángeles, a una tierra poblada por corrupción e hipocresía. Sin duda, el mejor sitio donde seducir y embaucar una inmensa cantidad de ánimas débiles y egoístas. Esta era la mejor y más astuta oportunidad que había tenido para absorber un ejército de almas errantes, y no iba a dejarla pasar a ningún precio. Como si de una misteriosa representación gótica se tratase, la obra estaba apunto de comenzar.”

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