martes, 28 de diciembre de 2010

28 of December.


“Sentado junto al fuego de la chimenea, observaba expectante las cartas consumirse entre las llamas. Palabras de tinta que se convertían en cenizas, perdiendo finalmente el poco significado que aún contenían. La elegante caligrafía alargada, caracterizada por la suavidad con la que su blanca mano solía hacer bailar la pluma acariciando con ternura la blancura del papel, se deformaba hasta derretirse en forma de oscuras gotas, al igual que aquellos sentimientos hermosos y profundos se habían degradado en odio y resentimiento. Podía contemplar su fantasma extendiéndose entre las llamas. Su dorado pelo rubio se había convertido en quebrada paja, sus brillantes ojos verdes eran ahora dos arrugadas pasas que no expresaban sentimiento alguno, su blanca y fina piel se había tornado grisácea y agrietada, como las paredes de su corazón, que habían ennegrecido junto a cualquier sentimiento que anteriormente lo hubiera desbordado. Él, con los ojos opacos, fijos en el fuego que destruía poco a poco los recuerdos de la única persona que había aprendido a amar, sin derramar una sóla lágrima, con pulso firme, arrojó a las brasas el último papel que conservaba en sus manos, un retrato en blanco y negro que pasados tantos meses, ya sólo le causaba indiferencia.”

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